Desayuno sin diamantes

La propuesta fue la creación de un texto con personaje y diálogo.  Es una adaptación de un monólogo de Desayuno con diamantes, en el que añadí el punto de vista del narrador, que en el original no aparece. La descripción del personaje se ajusta a la del libro, y la escribí el 4 de noviembre de 2023. El texto del diálogo fue escrito el 16 de noviembre,aprovechando la preparación del monólogo para su representación.

 Personaje

Una mujer, (Holly), vecina de un edificio de apartamentos, llegada sola a la ciudad. Pasa de los 40 pero su aspecto aniñado y su pretendida ingenuidad la hacen parecer más joven.  Ella se aprovecha y dice que tiene 32.  Es simpática y embaucadora, se dedica a ir a fiestas y salir de noche. Adora el ambiente cosmopolita de la ciudad.  Se relaciona con hombres frecuentemente mayores que ella y hace de "correo" en negocios poco claros. (drogas)

Es aparentemente despistada y confiada.  Siempre olvida las llaves de casa y llama a los vecinos para que le abran la puerta del portal. También lo hace para asegurarse de que sus eventuales acompañantes no accedan a su apartamento si ella no quiere y que los vecinos la ayuden.
Está casada con un hombre viudo, pero ha huido de su casa donde era ama de casa y madrastra de varios niños y adolescentes.  Llegó a esa casa con su hermano siendo una niña desnutrida y hambrienta desde una vivienda aún más humilde. Su nivel cultural es bajo, pero se relaciona con gente de clase más alta que ella.
Está embarazada de su último amante, José, un brasileño casado.  Elude que la relación para él no es seria y fantasea con casarse con él y huir a Brasil.  Es su última oportunidad de cambiar de vida.

Físicamente es menuda, morena y elegante. Fuma tabaco rubio de liar que a veces mezcla con maría o con hachís, guarda en una pitillera metálica y fuma con boquilla. Bebe ron con naranja, whisky con hielo, o champán y desde que está con José caipirinha. Toma antidepresivos. Responde con evasivas cuando el tema no le interesa.  Se parece a una mariposa o a un gato.
Cuando. Años 60
Donde.  El salón de su casa, donde está buscando qué vestido ponerse; vestida con una bata, y una toalla a modo de turbante, recién salida de la ducha

Desayuno sin diamantes

-          Pero, al fin y al cabo, él sabe que estoy embarazada.

-          ¡Estás embarazada!

-           Sí, guapo, lo estoy. Seis semanas. 

-          No me lo puedo creer. Contesté, negando incrédulo con la cabeza.  Mis esperanzas se habían esfumado de un plumazo.

-          No entiendo por qué tiene que sorprenderte una cosa así. –Me contestó Holly inmediatamente, para añadir a continuación:

-          A mí no me ha sorprendido. Ni un poco. –y para hundirme un poco más en la miseria y rematarme:   Estoy encantada. Quiero tener nueve, como mínimo. 

 

Luego ya continuó, como si yo no estuviera allí:

-          Estoy segura de que habrá unos cuantos que saldrán bastante morenos, como José,  ya lo habrás adivinado, ¿no? Es un poco… negro. Pero a mí me parece bien: ¿puede haber algo más bonito que un recién nacido mulato y con unos preciosos ojos verdes?

-          Pero Holly, -la interrumpí- ¿no ves que eres un mero entretenimiento para él, que no te quiere?

Las palabras se atrancaban en mi garganta, pero conseguí decirlas, mientras luchaba porque no se notara mi corazón desbocado. Hice un último esfuerzo, abriendo los brazos como para acogerla, pero solo conseguí abrazar el aire.

Ella siguió:

-           Me hubiera gustado haber sido virgen cuando él me conoció, haber sido virgen para él. No es que me haya liado con auténticas multitudes, como dicen algunos: y no culpo a esos bastardos por decirlo, siempre he vivido en plan loco. 

Como si no lo supiera, pensé. Sonreímos los dos.  Estoy seguro de que ambos pensábamos en la cantidad de locuras que habíamos hecho esos días, como robar las máscaras de la tienda de disfraces o colarnos en la fiesta de navidad de la Asociación de Prensa.

 

Si que me escuchaba, aunque fuera un poco.  Después se puso seria. Creo que en ese momento se dio cuenta de mi interés por ella. Su gesto cambió e intentó esquivarme:

 

-          Aunque, la verdad, si echo cuentas …- dijo, mientras contaba con los dedos- solo he tenido once amantes, sin contar lo que pudiera haber ocurrido antes de cumplir los trece años porque, al fin y al cabo, eso no cuenta. Once.

Un fugaz pensamiento pasó por mi cabeza. ¿Qué demonios te pasó antes de cumplir los trece?: pero no me atreví a preguntárselo.

 

Comentarios

  1. Está muy bien, Eva. Así leído me resulta más fácil comprender la historia y captar matices.

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