Las vidas del gato
Ayer llegué a casa tardísimo. Otra vez me había quedado sin batería en el movil. No me importó mucho, la verdad, un día va a explotar con la cantidad de whatsapp que tengo. Así que me derrumbé en el sofá hasta la hora de cenar. No fue hasta la hora de reptar hacia la cama y encenderlo que vi el torrente de llamadas perdidas y mensajes de mi madre: 17:45. - ¡Hola! ¿Estás bien? 18:00. Llamada perdida. 19:00.- Te estoy llamando y no me coges. ¿Todo bien? 19:45. Llamada perdida 20:00- Llámame por favor, hija. ¿Estás bien? Y cinco llamadas perdidas... La llamé, claro. 22:45.- Hola. ¿Qué pasa?¿estás bien? - Yo sí, ¿y tú?-Contestó, casi gritando. -¡No coges el teléfono!¡No has visto los whatsapp! -Ya, mamá, -me justifiqué- es que ... -no le dí detalles-he llegado muy tarde a casa, con el teléfono descargado. Y no lo he encendido hasta ahora. - Uff, menos mal. -Suspiró. y me explicó: - Pues nada, que me han dado un susto esta tarde... Marisa, la v...