¿La suerte está echada?

Por Eva Fernández y Jesús Añaños


¿LA SUERTE ESTÁ ECHADA?
22           de diciembre de 2019.  Pablo no podía creer su mala suerte.  Turno de 12 horas , de los que ya no hacen los veteranos. 
Un caso de extrema gravedad−le explica el Jefe de Urgencias− El médico titular no se atreve solo con la intervención.  Es un ictus fulminante y masivo.
−Como el gordo de Navidad pero al revés−pensó Pablo.
Y, como todo es susceptible de empeorar, al leer la ficha del paciente, toda su vida pasó por delante de sus ojos.
Era Luis Dávila, su antiguo amigo primero, amante de su mujer después, y padrastro de sus hijos ahora… No se sentía capaz de afrontar algo así.
Cuando salió del quirófano ya era 23 de diciembre.  Se quitó el gorro, la mascarilla y la bata y los arrojó con rabia a la papelera.  Le pidió al otro cirujano, Alberto, que fuera él el que le diera la noticia a la familia.  A su exmujer, Elena.  Observó, cobarde, tras el cristal traslúcido de la puerta del quirófano como ella se tapaba la cara con las manos e intentaba contener el llanto. 
Solo le quedaba irse a casa, tomarse un diazepan, un vaso de whisky y dormir.  Intentar dormir.
El día de Navidad, Elena Pinar afrontó el sepelio con dignidad.  Desde los diez centímetros de altura de sus botas de tacón y bajo la gruesa capa de su abrigo de astracán, un poco apartada de la familia del difunto, se rodeó de sus amigos, que la abrazaban y ofrecían su consuelo, aunque luego todos murmuraran a sus espaldas que no había derramado ni una lágrima.
La mañana de Reyes, Pablo recibió una llamada inesperada del funcionario de prisiones encargado del ala norte de la prisión de Málaga, adonde había sido destinado.  Todos los presos reciben ese día la visita de sus familiares.  El, no esperaba ninguna, sin embargo, hay un desconocido sentado al otro lado de la mesa de la sala de visitas.
Buenos días, sr. Estevill.  Soy el sr. Brancol, −se presentó el desconocido−Me ha contratado la señora Pinar para hacerme cargo de su defensa.  No se preocupe, el bufete de mi familia tiene una dilatada experiencia en casos como el suyo, incluso mucho más complicados−sonrió, con una especie de mueca−Esto va a ser coser y cantar.
A Pablo se le abrieron los ojos como platos al recordar ese famoso caso de los años 40, llamado por la prensa Falso Jurado, en la que un tal Mr Brancol orquestaba con maestría la defensa de un juicio, amañado previamente con el soborno de un jurado, la única manera de salvar a su cliente, ¿Cómo se llamaba? ¿Filo Pinardea?
El abogado debió de percibirlo en su gesto de sorpresa, pues la sonrisa se amplió, mientras le alargaba la mano para despedirse:
−Lo dicho, sr. Estevill, nada de preocuparse.  Vamos a solicitar libertad bajo fianza hasta que se celebre el juicio.  Y pediremos la libre absolución.  Es un caso de fuerza mayor.  No pudo hacer nada por salvarle.
Por un momento, las febriles neuronas de Pablo habían dejado atrás la historia de terror de las últimas semanas, que repasaba de forma inconsciente y constante en la soledad de su aislamiento, y que se había convertido en una pesadilla que amenazaba con volverle loco.

Sin embargo, ahora todo su sistema nervioso estaba ocupado en otra cosa, en otra persona.  Elena Pinar.  ¿No lo había denunciado ella? Pinar. ¿Pinardea?¿De verdad la conocía tan poco?¿Se había casado con un miembro de un famoso clan mafioso?
Había solicitado trabajo en la enfermería de la prisión, para mantenerse ocupado y relacionarse.  Por eso, a la mañana siguiente, cuando se presentó en la enfermería, le pidió a Marcos, el enfermero, si le podía conseguir un libro.  Falso Jurado.
Necesitaba leerlo con desesperación, ponerle voz y rostro a cada personaje, y averiguar, si la suerte está echada, o cada cual se labra su propia fortuna.

Argumentos cruzados:
Este relato es el cruce entre dos argumentos: el mío y el de un compañero. 

Son estos:

Jesús Añaños

Falso jurado.
En 1945 y en pleno apogeo de las mafias, la policía de los Ángeles detuvo a Filo Pinardea, jefe del clan de los Pinar.
Todas las pruebas le señalaban como responsable y ejecutor de la muerte de dos policías.  Había testigos protegidos, motivos y amenazas que le condenarían irremisiblemente.  Aunque no se encontró el arma del delito, todas las pruebas eran precisas y punibles.  Un jurado popular decidiría el veredicto que, si era por unanimidad, sería condenado a cadena perpetua o pena de muerte.  Pero si uno solo de los miembros no estaba de acuerdo, la condena sería de 20 años máximo.
Nadie conocía al jurado para evitar sobornos y amenazas.  Paul, Mary, Smith, Leslie, Ramirez, Adan y Martin, eran los siete miembros elegidos y responsables.
el Juez Larry dirigiría el juicio y, aunque no lo hará, podría influir en la decisión.

Personajes:
-Siete miembros del jurado
-Juez y Fiscal
-Acusado por asesinato (Pinardea)
-Abogado defensor, Mister Brancol
-Miembros del clan intimidado e intentando averiguar nombres del jurado.
-La sra. de Martin, Cintya, todos los días en la sala del juicio.

Cyntia contactará con el señor Brancol y, con sumo secreto, venderá el veredicto de su marido previo pago de una importante suma de dinero.  Lo conseguirá y sólo cuando lleve un pañuelo verde al cuello, Martin votará en sentido negativo, evitando la pena máxima.  Este es el plan predeterminado por los señores Martin antes de empezar el juicio.

Eva Fernández.

Un cirujano (Pablo) afronta su última operación del día.  Es un caso de extrema gravedad.    Cuando entra al quirófano ve que es un antiguo compañero que fue su amigo (Luis).  Luego fueron rivales.  La exmujer de Pablo tuvo una aventura con Luis antes de divorciarse.
Si sale de la operación tendrá secuelas irreversibles que, probablemente le dejarán consciente pero sin ninguna movilidad.
Pablo sabe que su antiguo amigo no querría quedar en esa situación,  aunque su obligación como médico sea salvarle.  También sabe que se juega su prestigio como médico con esa intervención y que en caso de que fallezca o algo salga mal podrían acusarle de homicidio y de vengarse por sus problemas personales y profesionales en el pasado.
Personajes: Pablo, Neurocirujano de reconocido prestigio, con muchos años de experiencia a sus espaldas, a punto de jubilarse.  Los años le han ido haciendo más cauteloso con la gente, lo que unido a su timidez, le hace parecer altivo.
Luis.  Ambicioso, Simpático y con don de gentes.   Director del hospital privado de la ciudad.  Acaba de tener un ictus, provocado por el estrés y el abuso de sustancias estupefacientes.  Lo han llevado en ambulancia al hospital público desde un hotel cuando la limpiadora lo ha encontrado por la mañana.
Elena.  Ex mujer de Pablo y pareja de Luis.  Se arrepiente de haber dejado a Luis por Pablo, pero nunca ha reconocido su error, y piensa que ya es demasiado tarde.   
Un cirujano (Pablo) afronta su última operación del día.  Es un caso de extrema gravedad.    Cuando entra al quirófano ve que es un antiguo compañero que fue su amigo (Luis).  Luego fueron rivales.  La exmujer de Pablo tuvo una aventura con Luis antes de divorciarse.
Si sale de la operación tendrá secuelas irreversibles que, probablemente le dejarán consciente pero sin ninguna movilidad.
Pablo sabe que su antiguo amigo no querría quedar en esa situación,  aunque su obligación como médico sea salvarle.  También sabe que se juega su prestigio como médico con esa intervención y que en caso de que fallezca o algo salga mal podrían acusarle de homicidio y de vengarse por sus problemas personales y profesionales en el pasado.
Personajes: Pablo, Neurocirujano de reconocido prestigio, con muchos años de experiencia a sus espaldas, a punto de jubilarse.  Los años le han ido haciendo más cauteloso con la gente, lo que unido a su timidez, le hace parecer altivo.
Luis.  Ambicioso, simpático y con don de gentes.   Director del hospital privado de la ciudad.  Acaba de tener un ictus, provocado por el estrés y el abuso de sustancias estupefacientes.  Lo han llevado en ambulancia al hospital público desde un hotel cuando la limpiadora lo ha encontrado por la mañana.
Elena.  Ex mujer de Pablo y pareja de Luis.  Se arrepiente de haber dejado a Pablo por Luis, pero nunca ha reconocido su error, y piensa que ya es demasiado tarde.   


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