Golpe de Estado
− ¡Se sienten, coño! ¡Al suelo todo el mundo! Así irrumpieron en el Congreso el coronel Antonio Tejero y sus secuaces con sus tricornios y sus mostachos. Eso es lo que se vio también en el circuito cerrado de las cámaras del Congreso, seguido por dos tiros al aire, impactando dos balazos en los frescos del techo. Por supuesto, los Diputados obedecieron, asustados por los tiros, todos menos el general Gutiérrez Mellado, el Presidente Suarez, que acababa de dimitir y Santiago Carrillo, que, en apariencia tranquilo, se fumaba un cigarrillo desde su escaño, convencido de que le iban a pegar un tiro el primero. Los golpistas estaban nerviosos, muy nerviosos, apreciaron los diputados desde el suelo, y eso se apreciaba también en las carreras de los pasillos, la cafetería, desde donde yo atendía la barra, y hasta desde el baño, donde un grupo de diputados y periodistas, permanecieron escondidos durante diecisiete largas horas [i] . Nada nuevo bajo el sol, a mi no m...