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Mostrando entradas de marzo, 2019

El señor de las moscas

Me despierto sobresaltado. Laura aún duerme, vuelta hacia la ventana, así que me levanto sin hacer ruido.   Los niños también están dormidos.   Hoy no se mueve ni el perro. Y encima se ha ido la luz… - Pues no me voy a duchar a oscuras y con el agua fría.- Murmuro con fastidio. Tampoco me puedo hacer el desayuno. Me asomo a la terraza de la cocina, mientras mojo una magdalena en el café frío de ayer.   Asqueroso.   Lo tiro por la fregadera.   Las farolas   están apagadas, la luz rosada del amanecer disfraza una extraña quietud. El ascensor tampoco funciona, no debe de haber corriente en todo el bloque. Pensando que la que la puerta del garaje tampoco funcionará, decido no coger el coche y bajo por las escaleras.    En el portal, además de la basura y de las hojas que siempre se arremolinan esquivo unas cuantas moscas muertas. Tendré que ir a trabajar en autobús, vaya mierda.- Pienso.-   Pero antes pasaré por casa de mis padres, qué ...

La esquela

-No soy mala, es que me han dibujado así.-   Eso respondía Jessica en ¿Quién engaño a Roger Rabbit?, una famosa película de los noventa para justificar su personaje de mujer fatal. Así, salvando las distancias, se sentía ahora Aurora, sin poder evitar llorar.   En realidad, no sabía si lloraba porque estaba cortando cebolla, o si se había puesto a cortar cebolla para tener una excusa para llorar. Todo había empezado esa mañana; tras recoger el desayuno de Manuel se dispuso a hojear el periódico que el ya había leído, como todos los días.   Y ahí estaba, la esquela: Primer aniversario de D. Isidro Fernández Pérez Vecino de Zaragoza, Fallecido el 11 de marzo de 2018, a los 68 años de edad. Sus hermanas, Carmen y Pilar; hijos, Alfonso y Maite; nietos, Mario, Marcos, Lucía y Andrea, sobrinos y demás familia y amigos ruegan una oración por su alma y la asistencia al funeral de aniversario que se celebrará en la Parroquia del Carmen el próximo día 13 de marzo ...

Liverpool

Estabas llorando porque tenías que irte y tu cuerpo no te obedecía. Las lágrimas sonaban como   un torrente en el deshielo, pero como se mezclaban con la lluvia nadie se dio cuenta.   Nunca habías salido de España antes si no era de vacaciones y no sabías mucho inglés, así que estabas   asustado a pesar de tener un contrato para trabajar en un hospital, aunque no lo quisieras reconocer.   Las lágrimas se convirtieron en sonrisas al vernos desgañitarnos cantando Yellow Submarine y agitar una sábana con tu nombre cuando ya habías bajado al andén. ∞∞∞ -           Que si, tío, que el curro mola.   No, no son tan pesados con el Brexit como parece en España, y no nos tienen tanta manía a los españoles, muchos han estado en España de vacaciones, como los vuelos son baratos… Eso sí, llueve casi todos los días y si no está nublado, para un rato que sale el sol…   Oye, sí,… recuerdos a todos, y dile a mi madre que t...

El botín del pirata

Mi vista se pierde en el horizonte. Escucho el sonido del mar, mientras dejo que la espuma de las olas bese mis pies y saludo a mi nueva vida zambulléndome de cabeza.  Solo han pasado tres días desde que tras llegar a trabajar al banco, a primera hora de la mañana, me estallara la noticia bomba. Cuando me senté, y abrí el correo, tenía un mensaje de la Jefa de Recursos Humanos, citándome a las 9 en su oficina. - No me huele a un ascenso, la verdad.- Pensé. Cuando franqueé la puerta de su despacho, su cara de póquer me lo confirmó desde la trinchera de su mesa.  - Buenos días, Juan, siéntese, por favor. - Buenos días, Laura.- Contesté.- No le iba a dar facilidades. Que me dijera lo que me tuviera que decir. - Ya sabe que estamos en un difícil proceso de ajuste del sector. – Empezó, sin dejar de darle vueltas al bolígrafo entre sus dedos. – Usted ha estado trabajando poco tiempo con nosotros, y a pesar de su brillante curriculu...

Por el ojo de la cerradura

Vió un pasillo de baldosas blancas y negras, como un tablero de ajedrez, y una puerta enfrente, idéntica a la de su habitación, y  el pasillo que giraba a la izquierda. Intentó abrir la puerta otra vez, pero estaba cerrada.  Entonces gritó: - H ola, ¿Hay alguien? ¡Dejenme salir! Escuchó una voz desde el otro lado del pasillo que le preguntaba: -      ¡Hola!¿Eres nueva? - Soy Alicia.  No sé qué hago aquí.  Me he despertado y estaba encerrada en este cuarto. ¡Sáquenme de aquí! – Gritó, golpeando la puerta. -         -   Alicia, ¡Eres tú! Nos han encerrado a todos, te estábamos esperando. Nos tienes que rescatar. - ¿Qué quieres decir? Creo que te estás confundiendo. No sé quién eres. -            ¡Estúpida!- Dijo la misma voz. Soy el conejo blanco, parece mentira que no nos conozcas.  Llevamos meses esperándote. Tranquilízate. Busca como salir...

Genarona

Hola. Qué guapa estás en la foto.  De baturra, que te encantaba.  Si te digo la verdad, tampoco he venido de propio, pero tenía que venir de todas formas, qué es un no parar,  y eso que del entierro me suelo escaquear, el tanatorio y ya. Pero es que te tenía una visita pendiente.      No nos pudimos despedir cuando te fuiste.  Nos llamaron por teléfono para decírnoslo. Estábamos viendo en la tele La Mosca, una peli mala de miedo. Nos quedamos levantadas hasta las tantas llorando sin consuelo, mi madre, mi hermana y yo.  La noticia de tu fallecimiento nos parecía una pesadilla, tan irreal como la película.  Nos pilló de sorpresa, -¡si parecía que estabas mejor!-  y no podíamos venir desde tan lejos.  Era muy caro, y de todas formas no habríamos llegado a tiempo. Te queríamos mucho.  Eras como nuestra segunda madre.  Lo sabías.   También que eras el pegamento que unía a tu familia.  Aún conservo el n...

Mistral

Arturo – que se había pasado más de media vida en tierra- siempre había soñado con el mar.  Así que cuando se jubiló hace cinco años decidió aprender a navegar. Primero se sacó el título de patrón de yate, y luego el de capitán.  No le resultó fácil.  Tuvo que echarle muchas horas, la trigonometría se le atragantó y el inglés le quitó el sueño más de una noche,  pero consiguió el título a la primera.          El año pasado se compró un velero con casi todos sus ahorros, y como dice la canción “ cogió sus cosas y se puso a navegar ”.  El barco y el están en pleno idilio, acostumbrándose cada uno a las manías del otro. Es un viejo velero, de la clase Neptune, de 8 metros de eslora, vendido por sus antiguos propietarios a precio de saldo, porque se han hecho mayores y ya no pueden navegar como antes.   Al cerrar la compraventa, con los ojos vidriosos,el antiguo propietario le dijo, estrechándole la mano: -    Cu...

Alumna particular y El diario del profesor

Alumna particular Me parece que estoy embarazada.  Hoy tenía que haberme venido la regla.  Siempre me viene puntual y por la mañana.   La farmacéutica ya me ha advertido de que es demasiado pronto para hacer la prueba. Aun así he comprado un Predictor.  He leído las instrucciones varias veces, pero sigo indecisa.  No sé si esperar un par de días o hacerlo ahora mismo.  Lo malo es que si me sale positivo me da un infarto y no hay nadie en casa. Y si me sale negativo, voy a seguir con la duda, y tendré que comprar otra prueba el lunes. No puedo llamar a Herbert porque es sábado.  En estos momentos, estará con su mujer y sus hijos en la casita del pantano.   Para mí, los fines de semana son como un desierto.  Como cruzar un desierto sin agua ni provisiones. Herbert era mi profesor de alemán en la Facultad.   Al principio, no me gustaba especialmente.  Era un ...

Poco hecho, por favor

-            De segundo pediré chuletón de buey con guarnición de patatas nuevas. -            ¿Cómo le gusta? -            Poco hecho, por favor. -            Perfecto, señor. En realidad, podría comérmelo crudo, pero no debo llamar la atención en exceso.  Me encanta el sabor metálico de la sangre, cómo se esparce el líquido rosáceo por el plato mientras corto la carne  con el cuchillo e introduzco el tenedor en mi boca.  Cierro los ojos y la saliva invade mi paladar mientras se mezcla con el primer bocado y una punzada de placer atraviesa mi cerebro, dilatando mis pupilas al mismo tiempo.                 Durante un segundo, me transporta  a aquel momento  en que me abalancé sob...

Veintisiete horas

Abres los ojos.  Te das la vuelta en la cama, hacia mi lado vacío. Y te quedas mirando como el cielo va cambiando de purpura a rosa, luego un poco a naranja para terminar con un azul límpido, sin nubes, que invita a levantarse.  Suena un pitido.  Y una voz metálica sale de la cajita negra de la mesilla.-   ¡Buenos días!   Son las 7.17 del 1 de julio. El pronóstico es de un día despejado hasta mediodía y tormentas vespertinas.  Quedan 27 horas, 35 minutos y 43 segundos.- Los pies te arrastran hasta el cuarto de baño. Casi te asustas al ver el reflejo de ese desconocido en el espejo.  El pelo revuelto,  encanecido de repente, los ojos hinchados y rojos de tanto llorar.  Ya no te quedan lágrimas. Te metes en la ducha y te quedas debajo de la alcachofa hasta que se acaba el agua caliente.  Sales y te secas con una toalla.  ¿Te has enjabonado? No.  Tampoco te importa...